Buenos días ESO del 3 al 7 de noviembre
Lunes, 3 de noviembre
Martes, 4 de noviembre
CONSTRUYEN HISTORIA LOS QUE TRABAJAN POR LA PAZ
PALABRA DE DIOS: Mateo 5, 9
«Dichosos los que trabajan por la paz, porque serán llamados hijos de Dios».
REFLEXIÓN
El 30 de julio de 2025, durante su audiencia general en Roma, el Papa León XIV conmemoró el 50º aniversario de los Acuerdos de Helsinki, destacando el valor de la diplomacia y el diálogo como herramientas fundamentales para consolidar la paz y los derechos humanos en Europa y el mundo.
En este contexto, condenó con firmeza un atentado en África llevado a cabo por insurgentes respaldados por el Estado Islámico, que dejó decenas de fieles muertos durante una celebración religiosa. El Pontífice hizo un llamado a la cooperación internacional para prevenir atrocidades similares y proteger a los más vulnerables.
Posteriormente, el 26 de julio de 2025, el Papa sostuvo un encuentro con altos representantes de la Iglesia Ortodoxa Rusa, en un intento por estrechar lazos y promover la paz frente al conflicto en Ucrania. En esa reunión reiteró su disponibilidad para ofrecer el Vaticano como sede neutral para posibles negociaciones entre Rusia y Ucrania.
Este mensaje nos recuerda que: 1) La paz es fruto del diálogo y de acuerdos concretos, no solo del cese de la violencia. 2) La cooperación entre diferentes religiones y líderes culturales puede allanar el camino hacia la reconciliación. 3) Defender la dignidad humana y proteger a las víctimas de conflictos son un pilar para construir un mundo más justo.
El Papa León XIV —siguiendo la herencia del Papa Francisco— invita a reconocer que una paz duradera exige justicia, solidaridad y un compromiso activo de todos.
María, Auxiliadora de los Cristianos, ruega por nosotros
Miércoles, 5 de noviembre
CONSTRUYEN HISTORIA LOS QUE CREAN OBRAS DE ARTE PARA ALIMENTAR EL ESPÍRITU
PALABRA DE DIOS: Éxodo 31, 1-5
«El Señor dijo a Moisés: ‘Mira, he escogido a Bezalel [...] y lo he llenado del Espíritu de Dios, de sabiduría, inteligencia y capacidad creativa para hacer trabajos artísticos en oro, plata y bronce, para tallar piedras y trabajar la madera, y para realizar toda clase de trabajos».
REFLEXIÓN
¿Te has preguntado alguna vez por qué hay tantas iglesias con techos impresionantes, cuadros enormes y estatuas por todas partes? ¿Por qué la música antigua suena tan solemne? ¿O por qué hay pinturas llenas de ángeles, santos o luces misteriosas?
Desde hace miles de años, el ser humano ha usado el arte para expresar su fe, su búsqueda de lo divino y sus grandes preguntas sobre la vida, la muerte, el amor o el más allá.
Cuando no existían ni móviles, ni redes sociales, ni cine... la forma de “contar historias” era con pinceles, piedras, mármol o cantos. Por eso, muchas catedrales parecen libros abiertos llenos de símbolos, colores y figuras que hablaban de Dios, del cielo o del alma.
En la Edad Media, por ejemplo, muchos no sabían leer. Así que los vitrales y frescos en las iglesias eran como cómics gigantes: narraban la vida de Jesús, de los santos o episodios de la Biblia. Más tarde, en el Renacimiento, artistas como Miguel Ángel o Leonardo da Vinci pusieron su talento al servicio de la fe, pero también de la belleza y la humanidad.
Y no solo en el cristianismo: el arte religioso está presente en todas las culturas. Las mezquitas del mundo islámico, los mandalas en el hinduismo o los templos budistas también mezclan color, forma y espiritualidad.
El arte ha sido una forma de rezar con las manos, de pensar con los ojos, y de sentir con el corazón.
¿Crees que el arte puede acercar a una persona a lo espiritual?
¿Has visto alguna obra de arte que te haya hecho reflexionar?
¿Qué símbolos o estilos te llaman más la atención: lo antiguo, lo moderno, lo abstracto?
IMAGEN
La vocación de San Mateo (Caravaggio, 1599)
La escena representa el momento en que Jesús llama a Mateo, un recaudador de impuestos, a seguirlo. La pintura está llena de contraste entre luz y oscuridad, típico del estilo de Caravaggio, y toda la atención se dirige al gesto de Jesús, que señala a Mateo con un dedo.
Mateo, sorprendido, se señala a sí mismo, como si preguntara: "¿A mí?".
Este cuadro merece la pena contemplarlo pues…
+ Habla de la fe como una llamada personal. No es algo abstracto, sino una invitación directa.
+ La escena ocurre en un lugar oscuro y cotidiano, mostrando que Dios entra en lo ordinario.
+ La luz representa simbólicamente la presencia divina que rompe las tinieblas de la rutina o el pecado.
+ El realismo de los personajes ayuda a identificarse con ellos: no son ángeles ni santos idealizados, sino personas reales.
Oración
María, Auxiliadora de los Cristianos, ruega por nosotros
CONSTRUYEN HISTORIA LOS QUE EDUCAN PARA QUE LAS PERSONAS SE DESARROLLEN
REFLEXIÓN
No todos los que hacen historia aparecen en los libros. A veces, los verdaderos protagonistas son aquellos que, sin hacer ruido, dedican su vida a ayudar a otros a crecer. Educar no es solo enseñar matemáticas, historia o ciencias. Educar es acompañar, mirar con esperanza, sacar lo mejor del otro, incluso cuando ni esa persona sabe que lo tiene dentro. Ya sabéis que educar…es cosa del corazón.
Quienes educan de verdad no buscan el aplauso. Se alegran cuando alguien descubre su vocación, cuando un joven se levanta tras una caída, cuando una persona encuentra sentido a lo que hace. Educar es confiar, es tener paciencia, es estar. Es ese “estar ahí” constante, firme, incluso en los días difíciles. Incluso para aguantar lo que sabes que no te mereces. No va en el sueldo, como a menudo se dice: va, a veces, en la vocación.
Y no son solo los profesores quienes educan. También los amigos que no te dejan caer, los compañeros que te animan, las personas que te escuchan. Todos nosotros, cada día, podemos ser educadores: con una palabra que construye, con una actitud que contagia ilusión, con un gesto que hace sentir a otro que vale.
La historia se construye así: con pequeños actos que transforman vidas. En nuestros centros, en nuestras aulas, en nuestro día a día, hay gente que está escribiendo páginas de una historia grande. Personas que forman a otras para que puedan volar por sí mismas. Educar es eso: dar alas. Y quienes lo hacen con pasión, construyen historia de la buena. La que permanece. La que deja huella.
¿Has pensado alguna vez en el impacto que tienes en la vida de los demás? A veces creemos que solo los adultos educan, pero tú también estás formando a los que te rodean. Tus palabras, tus gestos, tus reacciones… todo habla de quién eres y, sin darte cuenta, está enseñando a otros.
Educar no se limita al aula. Cada vez que ayudas a un compañero, que corriges con respeto, que animas a alguien que lo necesita, estás haciendo historia. Estás construyendo un entorno donde otros pueden crecer y sentirse seguros. Estás sembrando futuro.
La educación necesita corazones valientes, personas comprometidas con la verdad, con la justicia, con el bien. Tú puedes ser una de ellas. Y no importa si cometes errores: lo que importa es que decidas cada día vivir con autenticidad, sabiendo que tus acciones cuentan.
Hoy, hazte esta pregunta: ¿cómo puedo ayudar a otro a crecer hoy? La respuesta no tiene por qué ser grande. A veces, un simple gesto transforma el día —y la vida— de alguien.
PALABRA DE DIOS: Mateo 5, 14-15
«Vosotros sois la luz del mundo... No se enciende una lámpara para meterla debajo de un cajón, sino para ponerla en el candelero y que alumbre a todos los que están en la casa».
Jesús nos recuerda que cada uno tiene un don, una luz propia, una capacidad de iluminar la vida de los demás. Educar es eso: ayudar a otro a descubrir su luz, y enseñarle a no esconderla. Cuando alguien te anima, te corrige con cariño, te ayuda a crecer, está actuando como esa lámpara que da luz a toda la casa. Que también tú puedas ser luz para otros.
María, Auxiliadora de los cristianos, ruega por nosotros.
Viernes, 7 de noviembre
CONSTRUYEN HISTORIA LOS QUE CREEN EN UN MUNDO MEJOR
REFLEXIÓN
Hay quienes se conforman con lo que hay, con lo que ven. Pero también existen personas distintas, que creen que las cosas pueden cambiar, que el mundo puede ser más justo, más humano, más fraterno. No son ingenuas, saben que no es fácil… pero no renuncian. Esas personas construyen historia. Todos y cada uno de nosotros hacemos historia, y deberíamos tenerlo presente.
Creer en un mundo mejor no es soñar con lo imposible, sino comprometerse con lo necesario. Es mirar alrededor y decidir no pasar de largo. Es no quedarse indiferente ante lo que duele o ante lo que se puede mejorar. Creer en un mundo mejor es creer en las personas, en su capacidad de cambiar, de superar sus límites, de dar lo mejor de sí mismas. Lo que hemos visto realizar a Don Bosco una y otra vez sin desfallecer.
En nuestras aulas, en nuestras ciudades, en nuestras casas… hacen falta más personas así. Personas que no solo se quejen, sino que actúen. Que no se dejen llevar por la apatía, sino que contagien ilusión. Que construyan puentes, no muros. Que piensen en el bien común y no solo en su comodidad. Y los primeros interesados en que así sea sois vosotros, nuestros queridos alumnos y queridas alumnas, porque, a su vez, también seréis los primeros beneficiarios,
Cada gesto cuenta: ayudar al que lo necesita, defender a quien es ignorado, trabajar con honradez, cuidar lo que es de todos, mirar con esperanza. Quien vive así, con esta actitud, está haciendo historia. Porque transforma el presente y abre caminos al futuro. Si tú crees en un mundo mejor y actúas en consecuencia, ya estás siendo protagonista de esa historia.
Tal vez pienses que tu vida no puede cambiar el mundo. Pero lo cierto es que los grandes cambios comienzan en lo pequeño: en palabra que consuela, en un gesto de respeto, en una decisión honesta. Cada uno de nosotros tiene más poder del que imagina para hacer el bien.
En una sociedad que a veces parece centrarse en el "yo", tú puedes marcar la diferencia siendo alguien que piensa en los demás, que se esfuerza en clase, que se compromete con causas justas, que trata a todos con dignidad. Eso es empezar a construir un mundo distinto, más parecido al que soñamos.
Creer en un mundo mejor es una forma de rebeldía positiva. No se trata de esperar a que todo cambie, sino de ser el primero que da el paso. Porque el mundo se transforma cuando tú te transformas, cuando decides actuar, cuando vives con esperanza.
Hoy, piensa: ¿qué puedo hacer para que este mundo sea un poco mejor? Y hazlo. Porque la historia la escriben los que creen… y actúan.
PALABRA DE DIOS: Romanos 12, 21
«No te dejes vencer por el mal; al contrario, vence el mal con el bien».
Este versículo es un recordatorio directo y claro: el mal no se combate con más mal, con indiferencia o con violencia, sino con el bien. Si de verdad creemos que este mundo puede cambiar, nuestra mejor herramienta es el bien que hacemos cada día, aunque parezca pequeño. El amor, la justicia, la bondad, la generosidad… son más poderosos de lo que creemos. Así comienza el cambio.
María, Auxiliadora de los cristianos, ruega por nosotros.
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